En un mundo que cambia a gran velocidad, el estrés se ha infiltrado en todos los estratos de nuestra existencia: la vida profesional, por supuesto, pero también la vida personal, familiar, social... Hablamos de estrés cuando nuestras capacidades de adaptación, puestas a prueba, se ven superadas. Cuando la contracción es demasiado intensa, obliga a nuestro sistema nervioso autónomo a entrar en el modo “lucha o huida”, también conocido como ortosimpático, y provoca aceleración del ritmo respiratorio y cardíaco, sudoración, digestión pausada, dilatación de las pupilas, vasoconstricción periférica, etc. .

Al volverse crónico, el estrés, acidificante y oxidante del organismo, crea la base de la inflamación y puede dar lugar o reforzar numerosas patologías. También es responsable de nuestro envejecimiento prematuro y es probable que perjudique todas nuestras funciones diarias.

Por lo tanto, mantener los niveles de estrés bajo control se ha convertido en un santo grial. La gestión del estrés (adaptación de ritmos, ejercicio físico, respiración, meditación, etc.) es un remedio eficaz, los recursos de la naturaleza (poderosas plantas antiestrés) son otro.

Aquí te hacemos un resumen de buenas prácticas naturales para evitar que el estrés domine tu vida.

Manejo del estrés, un estilo de vida esencial

Dadas las repercusiones del estrés en nuestra forma física y nuestra salud mental, la gestión del estrés debería constituir hoy una prioridad en términos de vida saludable, del mismo modo que prestar atención a la naturalidad de nuestra alimentación o al buen sueño. Algunas ideas para nutrir este eje y cuidarte con sencillez y eficacia. Una reacción lógica para gestionar el estrés suele ser evitarlo adaptando nuestros ritmos lo más posible a los de la naturaleza, evitando las fuentes de tensión... No cabe duda de que esto es beneficioso, pero esta estrategia no nos protege del estrés por regla general. Si trabajar sobre los ritmos y el entorno es un paso -no siempre obvio- en el manejo del estrés, debe complementarse con una variedad de otros recursos que se pueden utilizar en cualquier lugar y en todo momento. A partir del ejercicio físico practicado de forma regular y moderada: oxigenante y generando neurotransmisores de placer, ayuda a combatir el estrés y sus efectos nocivos. El estrés también favorece una respiración alta, rápida y entrecortada: el diafragma está infrautilizado y la respiración ventral es inexistente. Este patrón respiratorio nos priva de oxígeno y tiende a inhibir el funcionamiento de nuestro nervio vago, el camino real hacia la relajación y la digestión.

Volver a aprender a respirar con calma, plenitud y en el lugar adecuado, tan solo unos minutos al día, puede cambiar muchas cosas. En lugar de eso, haz la prueba tú mismo: la próxima vez que te sientas abrumado por una oleada de adrenalina tras una mala noticia, respira profundamente por la nariz, expande el estómago y los pulmones y luego suelta todo el tiempo por la nariz o la boca, te sentirás instantáneamente mucho más tranquilo/a.

RESPIRACIÓN DE ESTRÉS
ALTA E IRREGULAR
Dolor exacerbado
Pensamiento incontrolado
Contracturas musculares
Fuerza física limitada
Trastornos emocionales

RESPIRACIÓN CONTROLADA
LENTO, BAJO Y CONSTANTE
Dolor reducido
Concentración mental
Tono muscular justo
Poder de acción óptimo
Control emocional

Un poco más allá, la meditación, al cultivar la práctica del mindfulness, es decir la capacidad de prestar atención al momento presente (y muy a menudo a la respiración), tiene un impacto en nuestro cerebro y regula cómo reaccionamos ante una situación estresante a largo plazo.

Todas estas herramientas practicadas a diario, incluso en pequeñas dosis, optimizan la gestión del estrés. Las plantas antiestrés pueden complementar activamente su acción.

Las plantas, remedios naturales y poderosos para calmar el estrés

Resulta que las plantas de la tradicional farmacopea europea son ricas en potentes activos naturales antiestrés. La manzanilla, la verbena, la lavanda o la melisa son varios excelentes ejemplos. Consumidos regularmente en forma de infusiones, ayudan a calmar el sistema nervioso, poniéndolo en modo de “relajación”, también conocido como parasimpático.

También podemos pensar en otros tipos específicos de determinados trastornos que pueden estar relacionados con el estrés:

• espino en caso de palpitaciones del corazón;

• valeriana, lúpulo y pasiflora para los trastornos del sueño;

• azafrán y hierba de San Juan para las tendencias depresivas.

Precaución de uso: en caso de tratamiento medicinal, siempre se debe comprobar en la literatura o con su médico que el consumo de estas plantas no supone ningún problema particular.

Ciertas plantas más sofisticadas y menos conocidas por el gran público, llamadas adaptógenas y consumidas en forma de complementos alimenticios, como la ashwagandha o la rhodiola, aumentan la resistencia natural del organismo al estrés. La Ashwagandha, conocida como ginseng indio y planta procedente de la medicina ayurvédica, se considera actualmente el antiestrés natural más potente. Actuando directamente sobre el eje tiroides-suprarrenal, ayuda a reequilibrar el sistema nervioso, tonificar el cuerpo, favorecer un mejor sueño, estimular la libido y fortalecer la memoria y la concentración.

Hemos formulado un complejo exclusivo que contiene ashwagandha titulada KSM 66® patentada y azafrán patentado, cuyos efectos han sido validados por 32 estudios clínicos, magnesio marino natural, taurina y vitamina B6, esencial para el equilibrio adecuado del sistema nervioso general. Este Complejo Serenidad ultraconcentrado reduce significativamente el estrés y la ansiedad y te ayuda a recuperar un buen equilibrio emocional así como un sueño verdaderamente reparador que optimiza la regeneración celular y la desintoxicación de tu piel.

Fuentes:
Enciclopedia de revitalización natural Daniel Kieffer
La meditación actúa directamente sobre nuestro estrés CNRS
Activa tu nervio vago - La nueva rutina de salud contra el estrés, la inflamación, los trastornos digestivos y las enfermedades autoinmunes Dr. Navaz Habib